Todos tenemos malos hábitos de trabajo que nos parecen muy cómodos. Claro, puede que nos hagan un poco menos productivos, pero son relativamente inofensivos para nuestra rutina diaria.
Por supuesto esto solo es real cuando trabajas para alguien más, pero cuando eres emprendedor todo cambia. Tendrás más dirección, autoridad y libertad, pero también deberás hacerte responsable por cada decisión que tomes. Tus malos hábitos no solo tendrán impacto en tu salud y el futuro de tu empresa, también fijan el ejemplo para las personas que trabajen para ti.
Antes de lanzarte a la vida emprendedora, trata de eliminar las siguientes prácticas:
1. No planear tu día (o semana): puedes no hacerlo en un trabajo más estructurado, pero como emprendedor puede ser fatal no tener claras tus prioridades. Cada día y semana, revisa los pendientes que tienes en tu agenda y organízalos por orden de importancia.
2. Reaccionar a los correos electrónicos en cuanto te llegan: es bueno responder pronto a los mensajes, sin embargo, pasar todo el día contestando emails es una manera muy ineficiente de pasar el día. Planea tus proyectos con antelación y no dejes que tu bandeja de entrada de distraiga constantemente. No obstante, hay una excepción a la regla: siempre responde con prontitud los mensajes de tu equipo de ventas.
3. Comunicarse de manera deficiente: tener una comunicación pobre puede ser un ligero inconveniente en la vida de cualquier persona, pero como emprendedor puede generarte un gran dolor de cabeza y hacerte ver poco profesional. Revisa cómo son tus habilidades de comunicación y haz las mejoras que sean necesarias. No te apresures y piensa muy bien antes de hablar.
4. Tener una rutina muy rígida: los horarios son buenos para tener productividad en tu día, especialmente para atender esas tareas mundanas que se te pueden olvidar. Sin embargo, asentarse en una rutina poco flexible puede limitar tu capacidad de reacción cuando las cosas cambien de manera abrupta (y como emprendedor, créeme, lo harán). Se lo suficientemente flexible para hacer los cambios que necesites.
5. Nunca tomar descansos: a veces parece buena idea trabajar durante los descansos para hacer más cosas. La realidad señala que, al contrario, no descansar puede afectar severamente tu productividad.